sábado, 27 de noviembre de 2021

PORQUE ES BUENO SALIR DE VIAJE EN MOTO?

... Porque salir de viaje en moto te hace ser una mejor persona. 
¿Cómo?
Tener este tipo de experiencias te enseña que la vida existe precisamente para poder vivirla y que si bien el trabajo y la rutina son necesarios para lograr mayor estabilidad no significa que sea lo único y mucho menos la más importante en la vida. La plenitud jamás la alcanzaras sentado frente a un escritorio, en cambio la libertad que llegas a sentir en todo tu ser mientras vas rodando por una carretera difícilmente la podrás sentir bajo otra circunstancia. Viajar alimenta el alma y el espíritu.
Cuando viajas conoces otras personas y otras culturas, eso amplia tu mente y te hace caer en cuenta de que no eres el único ser en el universo y que éste no gira al rededor de ti, te haces más tolerante y sensible ante las circunstancias de los demás y finalmente te das cuenta de que todas las personas somos importantes, aprendes a agradecer por lo que eres y por lo que tienes, porque de verdad es una bendición poder regresar a casa después de un gran viaje en moto y enriquecido con tantas experiencias. Salir de tu zona de confort te hace crecer y al mismo tiempo valorar más a los que amas y te aman.
Pero salir de viaje en moto no sólo te enseña de los demás, al salir a rodar aprenderás mucho más de ti mismo que de los demás, seguro te enfrentarás a situaciones complicadas, que te harán desarrollar habilidades que nunca imaginaste tener y descubrirás en ti una fuerza que no sabias que tenias, seguro después de cada viaje regresarás siendo una versión más consciente y madura de ti mismo.
Y finalmente aprenderás que la vida es como un viaje en moto, que todo es parte del camino, que nada es para siempre y que hay que dejara atrás el pasado para estar más listos y preparados para lo que viene, no podemos quedarnos varados en un sólo lugar sólo por apegos, porque entonces nos perderíamos de todas las maravillosas y enriquecedoras experiencias que nos vienen de frente y aunque un viaje llegue a su fin, siempre podrás iniciar uno nuevo.
Así que saquen su moto y vámonos a rodar!


martes, 30 de abril de 2019

Mi sueño

Compré una moto por un sueño personal.

Un día cuando esté muy viejo y cuando no pueda caminar más, estará en mi garaje como un trofeo de mis recuerdos.

Conocí a personas que me enseñaron algo y tienen el mismo espíritu y conocí a otros que me alegro haber olvidado.

Ya me mojé,
Ya sentí frío,
Ya sentí calor,
Ya sentí miedo,
Ya me caí,
Ya me levanté,
Ya me lastimé,
Pero también, reí a carcajadas dentro del casco.
Hablé mil veces conmigo mismo.
Canté y grité de alegría como un loco,
Y sí... a veces lloré.

He visto lugares maravillosos y viví experiencias inolvidables.



A menudo hice curvas de las que hasta Valentino Rossi estaría orgulloso; otras veces hice curvas lleno de terror.

Me detuve mil veces para ver un paisaje.
Hablé con perfectos desconocidos, y olvidé a gente que veo todos los días.

Salí con mis demonios dentro y volví a casa con una paz absoluta en el corazón.

Siempre pensé lo peligroso que es, sabiendo que el significado del coraje es avanzar incluso sintiendo miedo.

Cada vez que subo a mi moto, pienso en lo maravilloso que es.

Dejé de hablar con quien no entiende, (simplemente no entienden) y aprendí a través de gestos a comunicarme con otros motociclistas.

Gasté dinero que no tenía, renunciando a muchas cosas, pero todas estas cosas no valen ni un momento sobre mi moto.

No es un medio de transporte ni un pedazo de hierro con ruedas, es la parte perdida de mi alma y de mi espíritu.

Y cuando alguien me dice: " tenés que vender la moto y tenés que ser una persona más seria", No respondo. Simplemente balanceo la cabeza y sonrío.

Andar en moto... sólo lo entiende quien las ama, juguete de gente grande!

¡Que Dios bendiga a mis amigos motoqueros.

-Autor desconocido-

lunes, 14 de septiembre de 2015

Cinco minutos...

Cinco minutos en moto


En cinco minutos he percibido mas sensaciones que cualquier otra persona y no estoy exagerando en absoluto. En cinco minutos he visto mas luz y mas color, he visto desfilar ante mis ojos paisajes que solo quien pilota una moto puede ver.



¿Y porque? -te preguntarás,
Lo que tu ves, lo que tu percibes también lo ve cualquier automovilista –afirmarás.

Pues no, no es igual.

En ese breve espacio de tiempo siento las mil y una imperfecciones de la carretera, debo tomar mas decisiones que cualquier otro conductor, mi cuerpo siente la presión del aire, mis manos aferran el manillar y dirigen en perfecto equilibrio la maquina que me transporta, debo calcular las distancias, lo giros y maniobras con mayor antelación, perfección y exactitud, siento todos los músculos de mi cuerpo en tensión por la circulación y esto (y no es todo) solo es el aspecto físico.



Mis pulmones dilatados por la presión del aire reciben un caudal de aire inaudito, mi pituitaria asimila la amalgama de olores que me rodean, el olor a campo, goma caliente, asfalto, gasolina, aceite… mi cuerpo entero siente la temperatura ambiente haciéndome vivir una realidad que no se puede apreciar en un vehículo y esto (y no es todo) es solo la parte exterior.

Mi ser, mi ser íntimo, se siente aéreo, soy parte del viento, me siento en armonía con cuanto me rodea y mi horizonte no tiene límite, mis ojos miran mas allá de la línea negra, me dan la amplitud real de mi situación y me convierten en parte del paisaje, soy uno con la carretera, y esto (que no es todo) es solo la parte emocional.

No puedo describir la sensación que tienes cuando se pone a prueba tu destreza, cuando un día de lluvia o nieve ves acercarse una curva cerrada y vas a más velocidad de la aconsejable, la adrenalina fluye y tu cuerpo se enerva preparándote para lo peor… o lo mejor, vences la curva, has dominado la maquina y ésta te ha ayudado a salir con bien de la apurada situación, respiras aliviado mientras sientes tu corazón a las mismas revoluciones que tu moto, saliendo por tu boca, y esto (que no es todo) es solo la parte técnica.



Sentir la poderosa fuerza de la moto que montas, notar que formas parte indisoluble de ese conjunto de metal, oír no solo en tus oídos sino en tu alma el bramido del motor y entender su lenguaje, asentir a sus demandas y traducirlas en un golpe de puño, en un movimiento de cadera, en un toque preciso de freno, aceptar su invitación a continuar, a seguir viajando indefinidamente hasta mas allá del horizonte, a olvidar tiempo, espacio, mundo y entrar en el tuyo propio, en ese en el que vives solo tu y donde no hay mas ley que ser libre ni mas obligación que ser feliz… y esto tampoco es todo.

Nunca diré que quien viaja en un coche no tiene merito, tiene tanto como yo, pero lo que si sé es que encerrado en ese submundo de metal y vidrio, en ese cubículo de aire viciado no se puede apreciar la grandiosidad del espacio abierto. No, no me dan ninguna envidia aunque yo me pele de frío sobre mi moto y ellos lleven calefacción, aunque mi culo grite en cada bache y ellos estén cómodamente sentados en sillones de piel, ni porque ellos oigan música o noticias mientras yo escucho la canción del viento…

Y eso solo en cinco minutos.






sábado, 12 de septiembre de 2015